Formaba parte del convento de las Agustinas de las que solo queda la
Iglesia, los últimos restos de su claustro desaparecieron con la
construcción del vecino hotel.
Su estado actual ha sido alterado en las continuas restauraciones
sufridas, no obstante, su traza es digna. Tiene una planta de "salón" de una
sola nave y capillas laterales, su bóveda es de medio cañón apoyada en
pilares y sobre el altar una gran cúpula sostenida por pechinas. Los únicos
elementos decorativos que presenta, son unos capiteles de orden jónico en
los pilares. Los paramentos interiores se decoraron a mitad de este siglo,
con copias de escenas religiosas de pinturas del Greco. En su interior y al
lado del altar, destaca la capilla del Sagrario, donde se instala la Virgen
del Rosario, cubierta con una cúpula decorada barrocamente. Como todos los
templos de nuestra ciudad, sufrió los efectos de las leyes desamortizadoras,
además de los catastróficos expolios y destrozos durante la Guerra Civil,
por lo que su retablo y aspecto interior, son de este siglo.
La Iglesia y el resto del desaparecido recinto, corresponden con las
fundaciones monacales de Cazorla a lo largo del siglo XVII y principios del
XVIII.
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