Museo Etnográfico de Artes y Costumbres Populares
La originalidad del museo, se basa en la reproducción de antiguos oficios en estas Sierras.
Así encontraremos una calera, utilizada
hasta no hace muchos años para obtener esa estupenda sustancia o pasta blanca que usamos para blanquear o encalar las fachadas de nuestros pueblos
andaluces, nos referimos a la Cal, aunque antiguamente se usaba también para fabricar morteros y argamasa muy utilizados en las construcciones de
puentes, casas.. Así mismo, se reproduce una carbonera, donde antaño se obtenía el carbón vegetal, carbonilla y cisco, procedente de la combustión
lenta de la leña de encina.
Otro de los oficios perdidos no hace mucho tiempo era la profesión del resinero.
Es fácil observar aún hoy, que en ciertos lugares
del Parque Natural, existen pinos resineros que presentan a lo largo de su tronco unas entalladuras por las que descendían a las macetas
previamente colocadas, la resina. De esta resina se obtenía la esencia de trementina o aguarrás, utilizado tradicionalmente como disolvente;
la parte sólida se denomina colofonia que es muy utilizada en la industria química.
Unido a este aprovechamiento, existía la profesión del Peguero, que eran las personas encargadas de obtener la pez o alquitrán
vegetal a partir de la tea del pino. El alquitrán se obtenía en unos grandes hornos fusiformes, llamados pegueras. El alquitrán es un excelente
antifúngico natural que se empleaba en el tratamiento del casco de las embarcaciones de madera para evitar su pudrición.
Como quiera que hasta hace muy poco tiempo los habitantes de estas Sierras han vivido en un gran aislamiento, debido a lo inhóspito
del medio y a la falta de una buena infraestructura viaria, con la mayor parte de sus aldeas unidas exclusivamente por sendas y caminos de
herradura, se originó, en gran medida una vida de autosuficiencia. Así en los cortijos la vida giraba en torno a la estancia principal, que no
era otra que el comedor, donde había una gran chimenea y alrededor de ésta, varias lacenas donde se colocaban diversos utensilios. En otro lugar
del cortijo se encontraba el horno, donde se hacía ese maravilloso pan o esas tortas de manteca o aceite. Pero una de las costumbres más
arraigadas era la matanza, realizadas con los fríos de noviembre y que permitía llenar las despensas para todo el año con los productos que
de ella se obtienen, tocino y manteca, morcillas y chorizos, jamón y lomo. El complemento alimentario procede del cultivo del pequeño huerto,
situado cerca de la casa, y de los animales domésticos, gallinas, conejos, cabras y ovejas.. que se crían en el corral.
En este Museo Etnográfico de Artes y Costumbres Populares, encontraremos reproducidos casi todos estos elementos, así como las
herramientas y utensilios necesarios para la realización de dichas faenas.
La agricultura ha sido unas de las tareas más primordiales de la vida cotidiana del serrano, es por ello, que en este museo
encontraremos reproducida a escala una era, donde se encuentran los utensilios necesarios para faenar, como son las horcas, palas, trillos
de pedernal o más modernos, diversos ubios, medidas de capacidad, como la fanega, media fanega, cuartillo... o serones de pita o de mimbre,
aguaeras, muy utilizados por los serranos para transportar diversos materiales, cargados en mulos y asnos.
Cuando terminaba las faena diaria en estas sierras, los hombres solían divertirse jugando una partida de bolos y en las fiestas
se bailaban el fandango robao o la seguidilla serrana, al son de la música del acordeón y la guitarra. En este museo podremos observar una
bolera a escala y podremos contemplar bellos trajes serranos.
La importancia de antaño de la madera en el Parque Natural era y es uno de los recursos y aprovechamientos naturales más arraigados
en estas Sierras. Así tenemos constancia de que las primeras conducciones de maderas procedentes de estas Sierras, a través del río Guadalquivir
fueron en abril del año 973 y las últimas maderadas tuvieron lugar en el año 1.947. Las personas encargadas de conducir dichas maderadas por el
río, eran los pineros. Para salvar los obstáculos que encontraban en ciertos tramos del río, una cuadrilla de pineros denominada "delantada",
era la encarga de preparar el río para tal fín (represas, lanzaderos o tiros de madera) y que aún hoy en día podemos ver restos de ellas en
algunos lugares de estas Sierras (junto a la presa de la Cerrada de Utrero, podemos observar una antigua lanzadera o tiro de mampostería).
El Museo Etnográfico de Arte y Costumbres Populares del Parque Natural, cuenta con una completa exposición fotográfica relacionada
con las costumbres y usos de las gentes de estas sierras, en la que destacan fotografías emblemáticas de este Parque Natural desde principios
de siglo e incluye igualmente una muestra de la riqueza faunística, paisajística y florística de estas Sierras. Para apoyar didácticamente
esta exposición, el museo, cuenta con medios audiovisuales donde el visitante podrá ver entre otros documentales, la vida de los maderistas de
principio de siglo o a los arriesgados pineros que subidos en enormes troncos de pinos, transportaban las maderadas hasta los embarcaderos ya en
el bajo valle del Guadalquivir, y nos sorprenderemos con los lanzaderos o tiros de madera construidos en el Salto de los Órganos o en la Cerrada
de Útero y Cascada de Linarejos. También podremos contemplar cómo se realizaban las caleras, pegueras, cómo se obtenía la brea, resina o se hacían
las tejas, adobes...
Para los muy mayores de los habitantes de estas serranías será una vuelta a un no tan lejano pasado, para las nuevas generaciones
una identificación con sus propios orígenes y para los visitantes una muestra viva de la dura realidad de otros tiempos, cargados de encanto y
sabiduría popular. En este nuevo Museo Etnográfico todos podrán disfrutar con la vida y costumbres de los Serranos y Serranas que habitaron
nuestra Sierra: una vuelta a nuestras propias raíces. La imagen del pasado ante nuestros ojos.
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