 El Mercado Viejo
 La Antigua Universidad
 La Fuente de Santa María
 La Catedral y contorno
 El Ayuntamiento y contorno
En la cercana
Plaza de Santa María se alzan una serie de importantes monumentos que hablan de una Baeza floreciente,
rica y culta; en su centro la original y artística FUENTE DE SANTA
MARÍA de mediados del siglo XVI, cuyo autor, el baezano Ginés Martínez, fue
también el artífice de la traída de las aguas a la ciudad; el sobrio Seminario de
San Felipe Neri fundado en 1660, con fachada de buena sillería, y en su interior un pequeño y acogedor patio de
columnas.
Junto a la
CATEDRAL se levanta la que fue casa
solariega de los Cabrera; cedida al Concejo a comienzos del siglo XVI, es transformada convirtiéndose en
Casas Consistoriales. Es uno de los edificios de más solera de la ciudad, con dos bellas
ventanas góticas, así como la puerta, entre las que se hallan los escudos reales de doña Juana y don Felipe. El
Concejo de Baeza u órgano de gobierno compuesto por la asamblea de todos los vecinos con poder decisiorio en los asuntos públicos
fundamentales, basado jurídicamente en el fuero de Cuenca, cuyo contenido otorgaba mayor autonomía y libertades que el fuero de
Toledo, ve progresivamente mermadas sus competencias en favor del Cabildo (sobre el que apenas puede influir la asamblea ciudadana), el cual, a su
vez, las perderá en manos del Corregidor, representante directo de la corona
con amplios poderes decisorios, ejecutivos y judiciales.
La
CATEDRAL completa el gran conjunto histórico artístico que es la
Plaza de Santa María. Construida sobre la antigua mezquita aljama, que anteriormente había sido
un templo pagano, ha sufrido numerosas transformaciones, siendo la más importante la realizada durante el siglo XVI, determinante del
estilo renacentista que presenta en su fachada principal. La fachada oeste contiene los elementos más antiguos del recinto con la
Puerta de la Luna, del gótico mudéjar (siglo XIII) y sobre ella un magnífico rosetón
gótico del siglo XIV. En el muro sur se abre la Puerta del Perdón, gótica del siglo XV.
Su interior de tres naves con bóvedas baídas corresponde al siglo XVI. Es de admirar el gran retablo barroco; la
bellísima reja obra temprana del maestro Bartolomé, o la Custodia, minuciosamente cincelada en plata,
finísima joya del arte barroco. En el recogido claustro se abren cuatro capillas mudéjares con decoración de atauriques e
inscriptaciones cursivas árabes.
Entre calles
empedradas y de blancas casas, la Puerta de Úbeda es uno de los escasos restos, junto a la Torre
de los Aliatares, de la Baeza musulmana. Su recinto amurallado presidido por su Alcázar se abría
en varias puertas: la del Alcázar, la del Azacaya, la del Cañuelo, la del Postigo con sus correspondientes Torres de la Fuensanta,
los Aliatares y el "Torrico" de la puerta de Úbeda. Sin embargo, las confrontaciones entre la nobleza baezana, dividida en dos grupos rivales,
Benavides y Carvajales, recrudecidas entre los paridarios de Enrique IV e Isabel I tras la instauración en el trono de ésta, provoca
en 1476 la orden de Isabel la Católica de "derribar sus fortalezas de manera que en ellas no quedase fortalecida cosa alguna contra la
ciudad", orden que se lleva a cabo en 1477.
En la calle del
Cardenal Benavides, se alza el edificio del AYUNTAMIENTO, antigua
Cárcel y Casa de Justicia. Declarado MONUMENTO NACIONAL
, éste palacio es uno de los ejemplos más originales y valiosos del plateresco andaluz. Está formado por dos
cuerpos separados por una imposta acanalada; en el inferior se abren las dos puertas de acceso, la de la izquierda a la antigua cárcel y la
de la derecha a la Casa de Justicia. El cuerpo superior presenta cuatro balcones ordenados al modo serliano entre los que se hallan los escudos de
Felipe II, el del Corregidor don Juan de Borja y el de la ciudad.
Muy cerca, las formidables
ruinas vandelvirianas de San Francisco están consideradas como modelo del
renacimiento andaluz. A pesar de su estado (un terremoto a comienzos del siglo XIX y la ocupación y saqueo por parte de las tropas
francesas) es posible admirar su grandeza e intuir la cúpula y la nave con columnas de bastoncillos desiguales, característicos
de Vandelvira.
Pasear por BAEZA
es descubrir a cada paso su inacabable conjunto monumental: San Pablo, San Ignacio, El Salvador del gótico
mudéjar, San Andrés con una bella portada del primer plateresco y en donde se conservan nueve valiosas tablas
góticas sevillanas de la segunda mitad del siglo XV; el Convento de la Magdalena, sus espléndidos palacios, sus casas
solariegas... todo ello perfectamente ambientado en sus calles umbrías y silenciosas, con su color dominante de piedras doradas que conservan
la intensa historia y las sugestivas leyendas de esta antigua y noble ciudad.
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