Esta larga etapa recorre las montañas más occidentales del parque natural. Su recorrido está a caballo
entre dos paisajes bien distintos. Hacia el este está el tramo de cabecera del Valle del río Guadalquivir,
que fluye hacia el norte. Tiene un notable valor ecológico y está flanqueado por grandes montañas calizas
cubiertas por una densa vegetación forestal que superan los 1500 metros de altitud. Hacia el oeste
está el paisaje agrícola de campiña de la comarca de la Loma y el Valle que forma el río Guadalquivir
cuando, ya fuera del parque, su rumbo vira hacia el sur. Son territorios de amplios horizontes, con suaves
lomas cubiertas por un mar de olivos.
La primera parte del trayecto se realiza íntegramente por pista forestal hasta llegar al Puerto de las
Palomas. Después alternan caminos recuperados y pistas de repoblación hasta la Cuerda del Viñuela,
y desde ahí recorreremos uno de los caminos de herradura más potentes del sendero Bosques del Sur,
con hormas, calzos y obras en piedra seca imponentes, hasta llegar a la Ermita de la Virgen de la Cabeza,
muy cerca ya de La Iruela y Cazorla.
Recordar que en el principio de esta etapa se encuentra el enlace con la variante GR 247.2 -etapa 2-,
que permite realizar un itinerario alternativo conectando con el valle, y en una segunda jornada con
las etapas 16 y 17.
En el entorno del Puerto de Las Palomas la ruta recorre una amplia zona que en 2001 fue azotada por un
incendio. A pesar de ello, la riqueza botánica y faunística que encontraremos es excepcional. Bosques
de pinos laricios y negrales, encinares, quejigales, sabinas, enebros, cornicabras, majuelos, arces y un
sotobosque con mucho boj, proporcionan las condiciones ideales para albergar a grandes herbívoros,
rapaces, carroñeros y gran cantidad de aves insectívoras.
Al final del recorrido, en la ermita de la Virgen de la Cabeza, tendremos la opción de finalizar la etapa en
la Iruela, o acceder a Cazorla a través de otro sendero también señalizado, el GR 7. Ambos pueblos están
declarados como Conjuntos Histórico-Artísticos y disponen de una amplia gama de infraestruturas y
servicios turísticos, lo que nos permitirá disfrutar y descansar antes de proseguir la marcha. Cazorla es
punto de partida de otras dos etapas del sendero Bosques del Sur, por un lado la etapa 11 hacia el Refugio
Casa Forestal de Collado Zamora, y por otro, la etapa 1 de la variante GR 247.3 que nos llevaría
hasta el refugio de la casa forestal del Sacejo, junto al Parador de Cazorla.
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1. Km 0 - Refugio Casa Forestal La Zarza
La etapa se inicia siguiendo la pista forestal de La Zarza en dirección suroeste. El camino llanea al principio,
y a los 400 metros dejamos a la derecha las ruinas del Cortijo del Tío Comino. Llama la atención el
excepcional tamaño del tronco de algunos centenarios robles (quejigos) que aquí encontramos, junto
a pinos negrales y laricios.
2. Km 0,7 - Cruce camino a Cortijo Poyo del Rey
Hacia la derecha dejamos una pista que nos llevaría al Cortijo Poyo del Rey y la casa forestal de Hoyo
Redondo, entre otros lugares. Nuestra ruta continúa al frente con grandes vistas hacia la cabecera del
Valle del Guadalquivir. Pronto llama la atención, al otro lado del valle en dirección sur, la gran plataforma
de paredes verticales que aparece frente a nosotros. Se trata de los Poyos de la Mesa, un calar muy
conocido y visible en esta zona del parque.
A los 250 metros encontramos la primera de las vallas de este recorrido, cuyo objeto es limitar el acceso
de herbívoros a zonas en las que se está recuperando la cubierta vegetal, por lo que, como todas las
restantes, no debemos olvidar cerrarlas tras nuestro paso.
Más tarde, a partir del kilómetro 3, cambiamos de vertiente, dando vista a la zona de campiña de la
provincia de Jaén, con grandes extensiones de olivos. La Cruz, las Albardas, y la Peña de la Sabina son
algunas de las cimas cercanas a esta pista forestal.
En el kilómetro 4, 8 volvemos a encontrar otra puerta de repoblación, pasada la Peña de la Sabina.
3. Km 5,2 - Cruce de pistas
Hacia la derecha aparece una pista forestal que descartamos. Seguimos al frente, a los 400 metros dejaremos
hacia la izquierda otra pista, poco transitada. En el kilómetro 5,8 una barrera impide el acceso
de vehículos a motor. Siguiendo nuestra pista encontraremos a 300 metros otro cruce que nuevamente
descartamos y que sube hacia la derecha al Cerro del Mosco, de 1316 metros de altitud, fácilmente
identificable porque tiene varias antenas.
4. Km 7,2 - Puerto de las Palomas y derivación a Arroyo Frío
La pista forestal por la que caminamos se conoce como el viejo camino del Salto del Moro, y discurre
prácticamente en llano. Pronto, hacia la izquierda, veremos la señal que indica el inicio de la derivación
4 a Arroyo Frío, de 2,4 kilómetros de longitud. A los pocos metros cruzamos un paso canadiense,
un sistema de rejilla en horizontal sobre foso con cierta profundidad que evita el paso de animales, y
poco más adelante una puerta de control de repoblación. Llegamos a la carretera asfaltada A-319, donde
deberemos girar hacia la izquierda, para cruzarla y desviarnos rápidamente hacia la derecha, por una
senda restaurada. Si siguiéramos la carretera hacia la izquierda, a los 300 metros llegaríamos al mirador
del Paso del Aire, en el mismo Puerto de las Palomas.
Continuando nuestra senda caminamos por un exuberante bosque de encinas mezcladas con cornicabras
y algunos pinos laricios. Esta zona no sufrió el incendio de 2001, por lo que podemos seguir
comprobando el alto valor ecológico del área siniestrada.
5. Km 7,8 - Pista de la casa forestal El Sagreo
Nuestra senda enlaza con una pista forestal estrecha que debemos tomar hacia la izquierda, pasando a
los 200 metros junto a la fuente y casa forestal del Sagreo. La pista es ascendente y está cerrada al tráfico
de vehículos por una barrera, justo pasada la casa forestal. A poca distancia de esta encontramos otra
puerta de control forestal, que como siempre debemos dejar cerrada. La escasez de arbolado en este
tramo nos permite disfrutar de la visión de la campiña olivarera hacia el oeste. Los colirrojos tizones nos
acompañan en el caminar, junto a herrerillos capuchinos, carboneros comunes y otras pequeñas aves
insectívoras que encuentran en estas zonas gran cantidad de alimento.
6. Km 8,4 - M irador natural y bifurcación de pistas
Las vistas hacia la derecha son grandiosas: el macizo de Sierra Mágina, Sierra Morena, la Loma de Úbeda,
Villacarrillo, y miles de olivos alineados en distintas direcciones sobre el ondulado terreno que ocupa
la mayor parte de la provincia de Jaén, conformando su productiva campiña. A nuestros pies queda
Burunchel, ya en el límite del espacio protegido, localidad perteneciente al municipio de La Iruela, que
es paso obligado para los visitantes que acceden al interior del parque por el Puerto de las Palomas.
En este punto encontramos dos alternativas de pista. La primera, al frente y prácticamente llaneando.
Y la segunda, que es la opción que debemos seguir, hacia la izquierda, con menos uso y bastante más
pendiente, ya que serpentea ganando altura rápidamente. Finalmente nuestra ruta mantiene la dirección
dominante que hemos traído desde el inicio de etapa. A la izquierda contemplamos el Viñuela,
montaña de fuertes pendientes y escasa cubierta vegetal. A pesar de estar vallada perimetralmente
como consecuencia del referido incendio de 2001, es relativamente frecuente encontrar cabra montés
en este terreno, aprovechando la poca competencia por el alimento que aquí tiene.
La pista se acaba y debemos continuar por senda, en ascenso suave, hasta el collado situado hacia el sur.
7. Km 9,6 - Cuerda Viñuela
Al llegar a esta cuerda crestearemos hacia el suroeste para continuar nuestra ruta, pero si nos sentimos
con fuerzas a pesar de la longitud de la etapa podemos aprovechar para ascender hacia el vértice
geodésico de Viñuela, para lo que tendremos que desviarnos e ir por lo alto hacia el norte a lo largo de
unos 700 metros.
Continuando nuestra ruta por la cuerda hacia el suroeste, a los 200 metros llegamos a otra nueva puerta
de control de restauración forestal. Tras pasarla, el bosque vuelve a estar de pronto presente, un
bosque de pinos negrales con gran cantidad
de boj, especie que será muy abundante hasta
el final de la etapa. Hacia el este, en el valle de
la cabecera del Guadalquivir, dominan el verde
y la frondosidad de los bosques del parque,
mientras que hacia el oeste lo hacen el ocre y
el verde plateado de los olivos de la campiña.
8. Km 10,7 - Collado
Llegamos a un collado frente al Puntal de Correas
y nuestra ruta deja la cresta para virar hacia
la derecha por un camino ancho, con calzos
y muretes de piedra, que gira una y otra vez
para descender suavemente, adaptándose a la caprichosa orografía de la zona.
Caminamos inmersos en el bosque, y en el kilómetro 12,5 entra por la derecha otra senda que debemos
obviar, continuando al frente.
9. Km 14,8 - Rechita
Por la izquierda confluye con nuestro camino el GR 7, con el que coincidiremos hasta el final de la etapa.
Hacia la derecha, por debajo de donde nos encontramos, unos álamos nos indican la ubicación de la
surgencia de agua del arroyo Rechita, que nos permitirá refrescarnos, y 200 metros más adelante, a la
izquierda, encontramos un antiguo refugio de pastores.
Otros 500 metros más allá encontraremos otra pequeña fuente, al lado izquierdo del camino. Vamos
bordeando el cerro Escribano, situado también a la izquierda, y pronto el Castillo de la Iruela nos
indica la proximidad del fin de la etapa.
10. Km 16,75 - Cruce de sendas
Nos encontramos un camino ancho que desciende hacia la derecha y que nos llevaría rápidamente
hacia la carretera A-319, ya muy cerca de La Iruela. Nuestra ruta, sin embargo, sigue al frente, para subir
por una senda en zigzag por la ladera de La Mocha, desprovista de arbolado. Es un tramo bastante peculiar,
pues su ambiente se asemeja al de las zonas altas a pesar de estar en una zona relativamente baja
del parque. De hecho, se suben 200 metros de desnivel en apenas 1,5 kilómetros de senda.
11. Km 18 - Casa forestal Prado Redondo
Llegamos hasta Prado Redondo, antigua casa forestal en ruinas, junto a pequeños bancales usados antiguamente
en la agricultura de autoabastecimiento. Llama la atención un magnífico puente sobre el que
pasa nuestro sendero, construido en mampostería de piedra. Quedan algunos nogales, chopos, olmos
y cerezos que en otoño impregnan de color este paraje. Cerca de la casa hay una fuente-abrevadero a la
que suelen traer agua con manguera desde un nacimiento en Cerro Escribano, justo al lado.
A partir de este punto encontraremos señalización de otros senderos de pequeño recorrido y senderos
locales coincidentes, como el PR-A 313 y el SL-A 8, por lo que las señales de continuidad que encontraremos
son blancas, rojas, amarillas y verdes. Hay una línea eléctrica que nos acompaña y sirve de
referencia en este camino sinuoso y a veces esculpido sobre la roca, pudiendo admirar especies botánicas
ligadas al roquedo de sumo interés, dada su escasa distribución. En cuanto a la fauna, es zona por
excelencia de cabra montés, a la que podremos ver si vamos atentos.

12. Km 19,9 - Ermita Virgen de la Cabeza
Salimos a un claro del bosque y bajo nosotros contemplamos la ermita situada en lo alto de una colina,
dando vista al pueblo de Cazorla. Es una construcción blanca, de planta rectangular, que acoge a la
patrona de Cazorla, venerada desde el siglo XVI. En el lugar hay una magnífica fuente.
En este punto debemos girar hacia la derecha, para dirigirnos al final de etapa en la Iruela. La distancia
entre este pueblo y Cazorla, es inferior a 1 kilómetro, por lo que el lugar de pernocta dependerá de
nuestras preferencias y de la hora de llegada. Si desde la ermita optamos por llegar directamente a
Cazorla deberemos seguir las indicaciones del GR 7. Para ello, bajaremos por la pista que vemos bajo
nosotros, que nos conduce hasta un mirador circular en el que tomaremos a la derecha una senda que
desciende hasta Cazorla. Si decidimos ir a La Iruela, desde la ermita hay que seguir por la pista hacia la
derecha.
13. Km 20,8 - La Iruela
Entraremos a este encantador pueblo por la zona del polideportivo, por una pista asfaltada y flanqueada
por cipreses, junto a una pradera en la que es frecuente observar en primavera el jacinto de
Cazorla (Scilla reverchonii) y el narciso enano (Narcissus hedraeanthus), endémicos de estas montañas.
Finalmente llegamos a la calle Esperilla Alta en la Iruela, fin de esta larga etapa, viendo a la derecha su
castillo y atalaya junto a las ruinas de la Iglesia de Santo Domingo, monumentos todos ellos de imprescindible
visita.
La etapa 11, tal y como se refleja en el poste direccional al final de esta etapa, comienza a las afueras
de Cazorla, a los pies del castillo de La Yedra. De cualquier manera el desplazamiento entre ambas localidades
es pequeño y forman casi un continuo urbano. Cerca del inicio de la etapa 11 también está
el principio de la variante GR 247.3, según se explica en su correspondiente capítulo de esta topoguía.
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Estos dos pueblos, muy cercanos entre sí, merecen ser
considerados de una forma muy especial por el caminante.
Cazorla, con sus 8.000 habitantes, dispone
de una amplia gama de servicios, pero, sobre todo, es
un lugar para recorrerlo despacio, callejeando por su
Conjunto Histórico-Artístico, contemplando sus monumentos
y su trama urbana de hechura tradicional.
Olivarera y serrana, Cazorla funde armónicamente
dos universos: hacia abajo, el pueblo mira a las lomas
cubiertas de olivos, con cuyos frutos se elabora un excelente
aceite virgen extra con denominación de origen;
hacia arriba, los ojos se llenan de bosque, de roca,
de casi intacta naturaleza. Cazorla, estratégicamente
situada, permite contemplar esos dos mundos desde
sus ventanas llenas de flores, desde sus miradores,
desde sus blancas calles.
No hay que perderse el castillo de La Yedra, sin duda
la construcción histórica más señera de Cazorla, que
alberga el Museo de Artes y Costumbres Populares
del Alto Guadalquivir, donde puede conocerse la historia
del Adelantamiento de Cazorla y contemplarse
una estupenda colección de útiles agrícolas y herramientas
tradicionales, además de una recreación
de la típica cocina cazorleña y varias maquetas que
muestran cómo se elaboraba el aceite en las antiguas
almazaras. El propio edificio del castillo, con sus mazmorras
y su recia torre del homenaje, es en sí mismo
un viaje en el tiempo.
Entre los muchos lugares que sorprenden gratamente
en Cazorla destaca la plaza de Santa María. En ella, y
en su entorno inmediato, se dan cita el patrimonio
histórico, la gastronomía y el ambiente de los barrios
más tradicionales. En la misma plaza y en sus aledaños
hay dos espacios de imprescindible visita. El primero
es el Centro Temático de Especies Amenazadas, junto
al río Cerezuelo, que nos acerca a los ecosistemas más
representativos de Andalucía y a la situación de algunas
de sus especies más emblemáticas, como el alimoche
y el quebrantahuesos. El segundo es el Centro
Temático Frondosa Naturaleza, una excelente exposición
sobre el parque natural que en su momento recorrió
diversas capitales a lo largo y ancho de España.
Pero Cazorla, además de ambiente rural, exhibe otra
faceta muy interesante, la cultural, en la que sobresalen
eventos tan consolidados como sus festivales de
teatro y de blues. En definitiva, Cazorla es un pueblo
que encandila por su belleza, por su gastronomía, por
su ambiente y por su dinamismo.
La Iruela es un pequeño pueblo declarado Conjunto
Histórico-Artístico y situado al lado mismo de Cazorla,
de cuyo Adelantamiento se independizó en el año
1370. La inverosímil silueta de la torre de su castillo,
encaramado sobre un áspero y vertical espolón rocoso,
es una de las estampas más fotografiadas del parque
natural. La conquista de esta fortaleza de origen
musulmán debió ser un hueso duro de roer. Tanto
desde ella como desde los paseos habilitados en su
recinto se contemplan unas extraordinarias vistas, no
solo del valle del Guadalquivir y de la campiña olivarera,
sino de buena parte de la provincia de Jaén.
Son también dignas de ver la Casa Consistorial, que es
un magnífico edificio de estilo mudéjar toledano que
nos habla del poderío que tuvo la villa en los siglos
XVI y XVII, y la iglesia, ya en ruinas, de Santo Domingo
de Silos, que denota trazas del inconfundible estilo de
Vandelvira. Pero además de estos hitos arquitectónicos,
las blancas y empinadas callejuelas de La Iruela
tienen un encanto que atrapará al caminante y le invitará
a demorarse paseando por ellas sin prisa para
descubrir rincones como la Fuente del Molino o el
lavadero municipal.
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